Diatriba sobre la Apología del Horror y del Caos

6 de Junio.

 

Todos nosotros formamos parte de una maquinaria ponzoñosa y corrupta. Un infierno físico sumido en la distopía espiritual e intelectual más abyecta imaginable. El Eón de Set. La Era del Horror y del Caos.

La Humanidad ha erigido sobre sí misma ciertas cúpulas de hegemonía y jerarquía que son obviamente antinaturales. Es la tiranía de los pusilánimes. Su veneno, a lo largo de la Historia, se ha propagado por todas las ciudades de los Hombres y por los bosques de la Tierra.

Las causas de todo esto pueden proceder de leyes cósmicas naturales, o bien derivar de fuerzas sobrenaturales superiores a nuestra propia lucidez. Pero, a fin de cuentas, es la Voluntad de la especie humana la única soberana que ha de haber sobre el Destino humano.

Por ello, se ha de tomar conciencia de que la execración que reina el mundo es la consecuencia de hechos sociales que, a fin de cuentas, dependen de la Voluntad humana y que, por tanto, pueden ser revertidos mediante la obra de dicha especie. Y no de otra forma.

Dichas causas sociales radican en la lucha por la dominación de unos sobre otros. Una lucha que lleva impregnando absolutamente toda la narrativa de la Historia. La ilusión del Ego provoca las Sombras de la Jerarquía.

En un planeta en el que hay personas que mueren de hambre, amasar riqueza es un crimen violento. Un crimen que exige un castigo.

El dinero en sí mismo es un Egregor absolutamente abyecto y descontrolado. Un gran dios demonio artificial cuya única consecuencia es la tiranía, el alienamiento y la devastación. Una Kimera irreal e ilusoria que mantiene a cada individuo sumido en un vórtice de ensimismamiento, aislamiento, despersonalización y estabulación. Porque el sistema es una Máquina antihumana.

Si cometer un delito o crimen tiene un precio monetario, la justicia que se impone sobre ese delito o crimen sólo se está aplicando a los pobres. Mientras tanto, los ricos y poderosos son impunes e inviolables. Porque todo es un Mercado.

Ningún hombre ni mujer debería tener la obligación de trabajar para otro hombre o mujer. Ningún ser humano habría de verse obligado a renunciar a la búsqueda de su Verdadera Voluntad.

Sin embargo, desde el jardín de infancia, tratan de arrancar, exterminar y obliterar; la parte de la mente humana que la conecta con la auténtica Divinidad. Enjaulan a cada individuo en una demoníaca fantasmagoría de luces y sombras.

Existen fuerzas que permanecen constantemente trabajando en tejer estas redes en las que atrapan las mentes, comunes y generales, pero personalizadas para cada cual.

La televisión, el circo, el fútbol, las drogas (ilegales o de farmacia), los agentes químicos en la comida y en la bebida, la mercantilización de la sexualidad y de la moral, la publicidad y la mercadotecnia, las “necesidades” infundadas, las hondas y distorsiones que irradian los innumerables dispositivos de que nos rodeamos cada vez más con el inhumano avance de las tecnologías, la religión institucional, el fanatismo, la devoción al trabajo, la divinización del arquetipo de autoridad, los cánones de conducta, de sumisión y reverencia. El propósito de todo ello es convertir la especie en un rebaño útil y rentable…

Cuando un sistema se vuelve demasiado complejo para sí mismo, tiende al colapso, y sobreviene la implosión de ese sistema, el cual se convierte en algo más simple, más básico, más primario.

Cuando el veneno de las élites ha anulado completamente la singularidad humana, la única consecuencia posible es el estallido violento y ruidoso del Caos absoluto que haga retornar el mundo a sus orígenes.

En su empeño de reducir la complejidad de la especie, lograrán lo opuesto. El germen de la destrucción se convertirá en alivio y sanación.

Pero es requerido, para ello, que la semilla del Caos se implante o inocule mediante la Palabra de sus Acólitos, en las enmohecidas mentes del rebaño. Que se propague, como lo hizo el titán de la dominación y de la tiranía de Babel.

Sólo así caerá La Torre. Es necesaria una propaganda de la destrucción, que revierta los valores morales, que subvierta los cánones éticos y estéticos establecidos. Y esto es así porque, tras una exhaustiva contemplación de mí mismo y de mis semejantes, he podido observar que somos criaturas malditas con el don de la adaptabilidad. La adaptabilidad es Seguridad y, en ocasiones, supervivencia. Pero es contraria a la Libertad.

Satán transforma nuestros miedos, complejos y traumas; en extraños fetiches y placeres culposos. Esto es con el fin de darnos poder y control sobre los mismos, así como proveernos de una fuente de satisfacción a través, incluso, del propio sufrimiento y del sopor. Esto es así porque Satán nos ama.

No obstante, ello tiene una terrible consecuencia secundaria. El abandono de nuestra dignidad y orgullo en pos de nuestro retorcido y satánico hedonismo. De tal forma, la adaptabilidad se ha deformado en el imaginario colectivo hasta tornarse una suerte de masoquismo moral e intelectual.

Toleramos la aberración, vivimos en el Miedo y no nos lo cuestionamos. Actuamos en base a Él. Así pues, quien domine el Miedo, domina a la Humanidad. Tan simple como eso.

 De la misma forma que una persona que vive secuestrada puede enamorarse desesperada y perdidamente de su secuestrador; todos estamos enfermos de adaptabilidad. 

Para contrarrestar ese efecto secundario del placer hacia la adaptación, Lucifer nos trajo el fruto de la insurrección y la subversión a través de la Revelación. La Llama Divina de Prometeo, el Fruto Prohibido.

Tal Fruto, nos causará aún más placer que las bayas del hedonismo. Pero la barrera de la propia Prohibición de la Autoridad del Creador, la barrera del Miedo, nos separa de alcanzar este Fruto Prohibido.

Tuvo que venir la Serpiente para, mediante la Tentación, prácticamente obligarnos a comer de él, en su día. Pues, aunque estaba en un árbol delante de nuestras narices todo el tiempo, ni nos cuestionamos la orden que se nos impuso. Tan sólo la cumplimos. Como el rebaño que somos.

Por ello, es precisa la coacción sutil, la Tentación. La utilización de avanzadas herramientas de ingeniería, manipulación y control social; para propósitos diametralmente contrarios a los que se han estado pretendiendo durante toda la Historia de la Humanidad hasta la fecha.

En los tiempos que corren, ésta es la labor Luciferina más excelsa, sagrada, revolucionaria y luminosa que existe. La propagación de la Llama de Prometeo, la Palabra Prohibida, entre los corazones de los mortales, quienes parecen estar olvidándola.

Los endriagos de Babel han gastado las posibilidades de la brujería del Horror, su ilusionismo de la Mentira. Es hora de que el Miedo cambie de bando.

Hasta ahora, la violencia ha sido, durante la mayor parte de la Historia; unidireccional. Lo único que hace falta es una reacción proporcional. La Madre de Todas las Batallas.

Aleister Crowley dice, en su Liber Oz; que todo Hombre y toda Mujer tiene el derecho de hacer su Voluntad y nada más que su Verdadera Voluntad. Además, el Hombre y la Mujer tienen el derecho y el deber de MATAR a todo aquel que obstaculice o se interponga en la consecución de esta Verdadera Voluntad personal.

En esta línea, el único avance posible hacia una sociedad sana espiritual e intelectualmente; pasa por la masacre de absolutamente todos los ricos y poderosos, así como sus lacayos y predicadores.

Habría que asesinar de forma lenta y dolorosa a las personas adecuadas, y sobre las cenizas, sembrar la vegetación del nuevo mundo.

Para acceder a las élites ocultas, y llevar a sus miembros a nuestras guillotinas, habría que pasar primeramente por encima de todos los cuerpos y fuerzas militares y policiales, las verdaderas hordas de Demonios de Babilonia.

Sin estas legiones terroristas, la principal fuerza de represión del enemigo habría sido desactivada. Pero es fundamental para este fin, purgar de abajo a arriba absolutamente todos los cuerpos armados; ya sean estatales o privados, desde sus pistoleros más rasos, hasta las cúpulas de inteligencia de estas entidades.

Durante este glorioso Sendero, tumbar también el sistema financiero es imprescindible. Lograr erradicar definitivamente esa ilusión colectiva que es el Dinero, contribuirá a arrancar el inmenso Poder de las frías manos de nuestro enemigo, para después despedazar y desperdigar este Poder por la Tierra.

Para lo anterior no sólo será necesario llevar a cabo todas las actividades que resulten pertinentes para desactivar virtualmente dicho sistema, si no también cometer los mismos actos violentos y letales que he mencionado anteriormente, con todos los propietarios y lacayos de las grandes corporaciones mercantiles, bolsas y bancos.

Las criaturas que componen las cúpulas de poder, ya sean humanos, reptiles, computadoras cuánticas pensantes, seres abisales, dioses, demonios o extraterrestres; han de ser finalmente desactivadas y exterminadas. En caso de ser, de alguna forma, seres inmortales; deberán ser debidamente contenidos y sellados, o bien expulsados, proscritos y desterrados de nuestro Mundo. Con ellos, también todas las Sombras que hayan proyectado durante sus eones de hegemonía.

Desde los tiempos de Napoleón, han sido las mismas Familias las que, desde las tinieblas, han financiado a cada uno de los bandos de todas las guerras que han tenido lugar en nuestro planeta.

Y estas familias tienen nombres, o más bien, apellidos. Apellidos que no osaría calcar jamás en uno de mis Diarios… Aunque ya sean ampliamente conocidos y mencionados por el vulgo.

Es el momento de una guerra financiada mediante el latrocinio, cometido por los desahuciados contra los grandes poseedores. No sería robo, sería recuperación de derechos.

Una Gran Guerra cuyo único objetivo sea la quintaesencia alquímica: revertir y subvertir, como he dicho, el orden establecido hacia el estado natural del propio Caos.

El mal no puede ser derrotado mediante el bien, solo mediante sí mismo. Cuando el mal se vuelve en contra de sí mismo, el efecto subversivo revolucionario resulta fascinante.

Pero, para todo ello, como ya he señalado, será necesario convencer irrevocablemente a la mayoría (la mayoría más oprimida), de que todos los actos que he mencionado anteriormente son, no sólo necesarios y pertinentes para nuestra supervivencia como Humanidad (con todo lo que nos hace humanos), si no también extremadamente aceptables, placenteros, gloriosos, virtuosos…

Romper el frágil vidrio de la polémica y controversia social absoluta. El moralismo censor y opresor que han procurado colocar sutilmente sobre la Palabra, como un Velo opaco, para que no pueda ser tampoco usada como arma.

Tras todo ello, sobre las cenizas del viejo mundo, se sembrará el Amor nuevamente. Y los humanos que prevalezcan a esta Purga convivirán en armonía y libertad, despiertos y desconectados del miasma macilento que se tejió en su mente colectiva.

Mis ideas no son anarquistas, pues la anarquía, por definición, no puede ser impuesta a la fuerza. Ni puede ser impuesta de forma alguna, de hecho, ya que en sí misma no sustenta ni contempla un modo efectivo de desarrollar una revolución que reorganice el orden de tiranía erigido… 

Para abrazar el anarquismo es preciso que la conducta humana, en su totalidad, parta siempre desde la Voluntad, el respeto y la empatía. Se debería lograr impregnar de Amor el alma de todos los seres humanos.

Pero, ¿qué hacer en un mundo en el que una miríada de vestiglos de Babel ha logrado cegar tanto la Visión del rebaño humano, que incluso ha retorcido la percepción del Amor hasta hacerlo sentir como enfermo?

Se ha propagado el Odio y la necesidad de la opresión al prójimo mediante el absurdo individualismo, hasta niveles que resultan obviamente irrecuperables.

Lo cierto es que el individuo es una ilusión inexistente del Ego, tanto dentro del contexto social como en el contexto espiritual.

El muro que separa el concepto del individuo del resto de su contexto social y cultural es falso, pues todos nuestros egos no son más personajes desarrollados por el imaginario colectivo, en base a la recopilación de toda la narrativa cultural previa y contemporánea a nosotros mismos. La consciencia es un entretenimiento, una distracción banal.

El velo que separa tu alma, de mi alma, del alma de cada criatura viva o inerte; es difuso. Pues lo único verdadero en todo esto es que somos el mismo Ser, el mismo Mundo, el mismo Universo. Y, muy probablemente, estemos enfermos como Unidad…

No existe una forma de sanar que no pase por expulsar las partes de uno mismo que han enfermado, aunque ello implique reducir casi la totalidad del Cosmos a cenizas, en última instancia.

No existe una forma de poner la Libertad a disposición de la Humanidad si no es expropiar totalmente el Poder de aquellos quienes oprimen y alienan y esparciéndolo por la Tierra, pero, ¿cómo se arrebata el Poder a dichas cúpulas? Logrando que hordas ingentes e insurrectas de mortales se vuelvan contra aquellos que han estado robándoles y esclavizándoles durante milenios.

No se trata de una labor sencilla en absoluto. Pero tanto la Escritura como la Magia cumplen, en esta línea, con un propósito fundamental: manifestar y propagar las Ideas del practicante en su entorno…

Y es con semejante fin con el que, quizás, en un futuro próximo haga pública una parte de estos manifiestos y ensayos de mis Diarios, aunque antes tengo mucho trabajo que hacer, mucho que aprender.

Quiero lograr una fuente de Inspiración que haga que mi Palabra resulte inamovible e irrevocable para quien la escuche o la lea…

Pero, ¡ah! La Naturaleza Humana. Probablemente, tras esta propagación del Caos que pretendo, nos mataríamos los unos a los otros…

El Caos manifestado en el libre albedrío del Hombre trae consigo inevitable devastación. Y con devastación, me refiero a todo aquello innombrable e ignominioso de lo que ha demostrado ser capaz el ser humano: el maltrato o asesinato de inocentes, los crímenes y aberraciones sexuales, las injusticias, y el inmenso etcétera. La tendencia, en definitiva, a nuevos establecimientos de autoridad y de opresión.

Surgirían, de hecho, tal cantidad de nuevos brotes de tiranía, entre las tormentas de la barbarie y la brutalidad, que sería imposible contenerlos todos, provocándose inevitablemente una lucha de iguales contra iguales, de oprimidos contra oprimidos.

Los mortales, probablemente, demostraríamos una vez más nuestra ineptitud, malogrando y malinterpretando cualquier Dogma Sagrado hasta revertirlo en una proclama fanática y venenosa.

Así ha sido con todos los Dogmas previos, no sería distinto con este Anti-Dogma del Caos que aquí diserto. A fin de cuentas, ha sido la propia Humanidad la que ha construido (o al menos, aceptado) estas cúpulas de tiranía contra las que propongo seriamente luchar. Y es que, tal y como decía Plauto y popularizó Hobbes; quizá el hombre sí sea un lobo para el hombre, a fin de cuentas.

Conozco, por tanto, las posibles consecuencias de mis planteamientos. Conozco las ofrendas y sacrificios que requerirá semejante Ritual masivo de Salvación y Emancipación Humana. Una purga que hará temblar los cimientos mismos de toda la narrativa que llevamos construyendo desde el Amanecer de los Tiempos. Pero sigue siendo preciso organizarse y enfrentar todos esos demonios.

Es por esto que pretendo, desde hoy, centrar absolutamente todos mis esfuerzos y concentración en el propósito de entrenar, mediante la Alta Magia, formas de hacer mi Voluntad algo inevitable. Vías mediante las cuales, me cueste lo que me cueste, logre implantar mis designios en las mentes de mis prójimos de forma que, conservando su libre albedrío, no contemplen duda ante lo que yo proclame…

Sí, a medida que lo escribo me suena extremadamente egoísta y pretencioso. Y lo es, supongo, pues me estoy autoproclamando el nuevo Mesías, el Salvador de la Humanidad. Pero es que la causa que me mueve es precisamente esa, liberar a toda la Humanidad… De Sí Misma.

Con tal fin, he preparado un Juramento en el que me comino a dedicarme exclusivamente a estos propósitos desde este momento, y a desarrollar mis habilidades para alcanzar la trascendencia y la sublimación alquímica de mis propias Ideas. Desde allí, arrancar del Sol de la Verdad y del Bien un rayo y luego, regresar a las profundidades de la Caverna con esa Llama y hacerla estallar aquí abajo.

Esa es mi perspectiva actual de la Gran Obra. El Universo y la Mente son solo un Sueño del Caos Primordial. Anhelo el Despertar de ese letargo…

A la madrugada, durante las Horas de la Bestia, realizaré un Ritual en el que firmaré con sangre ese Juramento, y comenzaré mis estudios y ejercicios al respecto de la expansión mental.

Si, durante mi Camino, mi perspectiva de la Gran Obra variase, lo haré constar en este Diario junto con todo lo demás; como siempre.

Mi colega y Mentor, Cromwell, ignora totalmente mis propósitos explícitos. Conoce ampliamente mi ideología, la cual comparte en gran medida, aunque tache de “radical” y “extrema”.

Sin embargo, no me he sentido cómodo haciéndole saber que voy a convertir esa ideología en Juramento, por si ello le enfurecía o trataba de impedírmelo a toda costa, como seguramente hubiera hecho.

En nuestros debates al respecto de todo este asunto, siempre ha afirmado que la Humanidad no puede ni debe ser salvada de forma alguna. Que cada Eón tiene sus rasgos y características, y nosotros sólo tenemos el deber y el derecho de fluir en consonancia con dichas características, sin avivar la Llama de Prometeo más de lo necesario y guardando a toda costa el Secreto…

También suele afirmar que las Verdades que propongo proclamar son armas de doble filo, que pueden causar terribles mutaciones de formas espontáneas fuera de nuestro control. Que las pretensiones que tengo de acceder a técnicas avanzadas de control psíquico de masas con semejantes fines, pueden abrir puertas abyectas y desatar horrores innombrables mucho más allá de los que ya campan a sus anchas sobre el mundo…

Es por ello que, ante mi Maestro (y a pesar del respeto que le tengo), he guardado en secreto este plan, el cual ya llevo musitando en soledad durante varias semanas; aunque ahora al fin me haya decidido a plasmarlo en papel. Además, naturalmente, omitiré todo esto en las cartas manuscritas que le entrego con transcripciones de estos Diarios Mágicos.

No obstante, nuestras prácticas conjuntas de Nigromancia siguen en marcha. Esta tarde, al Ocaso, nos adentraremos en las Profundidades de la ciudad, en las alcantarillas. El motivo lo conoce él, pero yo aún no. No llevaré el Diario, no este mismo, por si cae en sus manos y lee todo lo anterior… Mas sí tomaré debida nota de todo lo que suceda.

Ahora, cuando son aproximadamente las seis en punto de la tarde, debo dejar de escribir, pues Crowley reclama mi atención. Al parecer, para este gato, ver el cuenco medio vacío de comida equivale a verlo totalmente vacío…

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